¡Bienvenido al mundo de la Ciencia que combate al siempre tentador mundo de la superstición! Ciertamente la creencia en el final de nuestras existencias tiene un influjo especial en los humanos. Varias veces en la historia se ha señalado una fecha del "fin del mundo". En Sophimanía ponemos a tu disposición una serie de artículos que harán que te enteres, de manera sencilla y entretenida pero rigurosa, qué creencias están apoyadas por la investigación y la Ciencia. Filósofos, astrónomos, físicos, artistas, psicólogos y demás, nos darán una ilustrativa perspectiva de este "fatídico"tema. Disfruta, comparte y pregunta a los expertos que estarán encantados de interactuar.

Todas las formas del fin del mundo

por Leandro García-Calderón

Por supuesto, hay que definir con toda claridad a qué llamamos mundo. El DRAE consigna para mundo lo siguiente: (Del lat. mundus, y este calco del gr. κόσμος). Conjunto de todas las cosas creadas; planeta que habitamos; esfera con que se representa el globo terráqueo; totalidad de los hombres, género humano; sociedad humana. El comercio del mundo. Burlarse del mundo. El Redentor del mundo; parte de la sociedad humana, caracterizada por alguna cualidad o circunstancia común a todos sus individuos. El mundo pagano, cristiano, sabio; experiencia de la vida y del trato social. Tener mucho mundo; ambiente en el que vive o trabaja una persona. El mundo de las finanzas; vida secular, en contraposición a la monástica. Dejar el mundo; en sentido ascético y moral, uno de los enemigos del alma, según la doctrina cristiana; baúl mundo; mundillo (arbusto caprifoliáceo); flores de este arbusto.

El término mundo es claramente polisémico pero las acepciones que nos interesan son aquellas que están relacionadas con nuestra existencia y supervivencia. Es evidente que ya hemos experimentado la aniquilación de muchos mundos en la historia humana: desapareció el mundo egipcio, el sumerio, el persa, el chino, el japonés, el inca, y un largo etc., por nombrar algunos de los más conocidos.

Se podrá argumentar que estas civilizaciones están presentes aún ahora, están sus legados y sus gentes –o sus genes– pero no podremos sostener que son los mismos mundos que dieron nombre o renombre a esas culturas. Con el mismo razonamiento tendremos que reconocer que los mundos están muriendo constantemente para nacer constantemente y convertirse en otros mundos –el Perú del siglo XVII no es el Perú del siglo XXI.

Lo que ahora nos atañe es el supuesto Fin del Mundo –pronosticado por los Mayas hace cientos de años– entre el 21 y el 25 de diciembre de 2012. ¿Qué de especial tiene esa fecha para un astrofísico? Nada en particular, más allá de que por esas fechas el Sol estará saliendo de la casa de Sagitario para entrar a la de Capricornio y que estaremos comenzando el solsticio de invierno en el trópico de Cáncer y el de verano en el hemisferio Sur, que, por supuesto, también existe.

Bueno, eso es todo para la fecha marcada por los mayas como el fin de un sistema de cosas impío –por lo menos eso dicen los entendidos que relacionan la supuesta profecía mesoamericana con otras profecías apocalípticas. Sin embargo, sin tener fechas precisas, los astrofísicos reconocen que la Tierra tiene los días contados.

Aquí algunas de las razones:

El cinturón de asteroides en el Sistema Solar es la fuente más cercana y peligrosa -aunque no la única- de meteoros que puedan impactar en nuestro planeta. Imagen: Xochipilli

1.Cinturón principal de asteroides

Por ejemplo, entre Marte y Júpiter hay un vasto sector poblado de objetos de diverso tamaño, desde asteroides de tamaño menor hasta planetas enanos como Ceres, de la misma jerarquía que nuestro querido Plutón.

Esta región es conocida con el nombre de Cinturón principal de asteroides y los objetos que pueblan esta zona orbitan en ella caóticamente debido a las fuerzas gravitacionales del gigante gaseoso, las lunas de Júpiter, Marte y la propia gravedad de los componentes del material del cinturón.

Debido a las características orbitales de los cuerpos de esta región, las probabilidades de que ocurran colisiones que resulten en expulsión de material hacia el interior del sistema solar no son pocas. Algunos sostienen que el cuerpo que cayó en la península de Yucatán y que causó la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años provino de esta zona.

¿Hay alguna razón para temer que nuestra civilización termine por un evento similar? La respuesta es sí ¿Cuándo? Nadie sabe. ¿Pasará de todas maneras? Nadie sabe. Lo que sabemos es que, dado que estamos monitoreando constantemente nuestro barrio cósmico, nos enteraremos con el tiempo suficiente para –dependiendo del progreso tecnológico– rezar o para intentar mitigar los daños. Claro, siempre puede aparecer un objeto masivo desde algún lugar del Universo que pueda convertirnos en detritus sideral ¿Cuándo? Nadie sabe ¿Pasará de todas maneras? Nadie sabe.

Gráfico que representa las etapas en la vida de una estrella parecida a nusetro Sol. Las estrellas no son eternas, cumplen ciclos de vida. Imagen: CDE.NWC.edu

2)La enana amarilla

¿Hay otros peligros para nuestro mundo? Sin duda. La Tierra es un planeta cuyas condiciones favorables para la vida dependen de su distancia a una estrella de tipo espectral G2, una enana amarilla, que actualmente irradia energía electromagnética gracias a que está fusionando hidrógeno para formar helio.

Nos referimos a nuestro Sol, estrella de mediana edad y que, aproximadamente, dentro de 5,000 millones de años dejará la secuencia principal del diagrama de Hertzsprung-Russell para convertirse en una gigante roja, extendiéndose hasta la órbita terrestre haciendo imposible la vida en la Tierra y sus aledaños.

Luego se convertirá en una enana blanca y finalmente, después de unos 10 trillones de años, en una enana negra, pedrusco frío, inerte, incapaz de sostener alguna forma de vida. Si alguien necesita un seguro completo para este tipo de acontecimientos, hay tiempo suficiente para escoger una buena compañía que nos indemnice contra todo daño.

Andrómeda, nuestra hermosa galaxia vecina. El problema es que estamos en curso de colisión con ella. Imagen: StaticZooommr.com

3) Andrómeda

Pero, como dicen algunos funámbulos, esto no es todo. La galaxia de Andrómeda, galaxia espiral gigante que pertenece al Grupo Local y que se parece mucho a nuestra Vía Láctea, se está acercando hacia nuestro barrio galáctico a razón de 300 km/s. Actualmente está a unos 2.5 millones de años luz de distancia, con lo cual, después de un cálculo grueso, nos lleva a pronosticar la colisión entre estos gigantes dentro de unos 3000 millones de años –antes de la catástrofe solar.

¿Cómo será esto? Bueno, nadie sabe a ciencia cierta. Siempre podemos especular cómo puede ser el choque de dos galaxias y qué cambios puede haber en sus componentes. Unos se inclinan por pronósticos desalentadores y otros dicen que, debido a la pequeñez del Sol comparada con las distancias interestelares, no pasará gran cosa.

La segunda ley de la termodinámica dictará, finalmente, la forma en que terminará todo. Imagen: Bergoiata.org

4) La densidad

En cuestión de seguros de vida, es más complicado el trámite con nuestro bróker si tenemos en cuenta el panorama que se cierne sobre el Universo y, claro, sobre nosotros. Según la teoría cosmológica más aceptada, el Universo está condenado a morir de una forma que depende de la cantidad de masa que posea. Hay dos escenarios mortales. Si la densidad de masa es menor o igual a una densidad teórica llamada densidad crítica, entonces estamos ante un final signado por la inexorable segunda ley de la Termodinámica: la muerte térmica.

Si la densidad de masa universal es mayor que la densidad crítica, entonces habrá una contracción hasta alcanzar, probablemente, una singularidad similar a la singularidad primordial del Big Bang.

¿Cuándo pasará alguno de los dos escenarios? Nadie sabe ¿Pasará uno de ellos de todas maneras? Sí.

5) Otros finales

Estos no son los únicos escenarios apocalípticos, plausibles o desechables. Hay para todos los gustos y expectativas. Concluyamos aseverando –casi apodícticamente– que estamos condenados a cambiar y que esos cambios han significado, significan y significarán una especie de muerte, para bien o para mal.

Leandro García-Calderón Palomino

Mare Tranquilitatis, 10 de diciembre de 2011